El consejero ágil

Mientras que el enfoque en cascada tradicional consiste en que una disciplina participa en el proyecto y, a continuación, le pasa la pelota al siguiente participante, la metodología ágil requiere equipos interdisciplinares colaborativos. La comunicación abierta, la colaboración, la adaptación y la confianza entre los miembros del equipo constituyen el núcleo de la metodología ágil. Aunque el responsable del proyecto o el propietario del producto suelen priorizar el trabajo que se va a entregar, el equipo toma la iniciativa de decidir cómo se va a hacer el trabajo mediante la organización de forma autónoma en asignaciones y tareas granulares.

La metodología ágil no se define por una serie de actos o técnicas de desarrollo específicas. Más bien la metodología ágil está formada por un grupo de metodologías comprometidas con ciclos de feedback exhaustivos y mejoras continuas.

El manifiesto ágil original no establecía iteraciones cada dos semanas o un tamaño de equipo preferente. Solo definía una serie de valores principales que se centran en las personas. La forma en la que tú y tu equipo ponéis en práctica esos valores en la actualidad, ya sea siguiendo las instrucciones de scrum a rajatabla o mezclando elementos de kanban y XP, la decidís vosotros.

Los equipos que eligen la metodología ágil pueden responder ante los cambios en el mercado o ante el feedback de los clientes rápidamente sin arruinar la planificación de un año entero. La planificación justa y necesaria y el lanzamiento de incrementos pequeños de forma frecuente permiten que tu equipo recopile feedback sobre cada cambio y los integre en los planes futuros con unos costes mínimos.

Pero aquí, los protagonistas no son los números: lo primero y más importante son las personas. Tal y como se describe en el manifiesto ágil, las verdaderas interacciones humanas son más importantes que los procesos rígidos. Colaborar con clientes y compañeros de equipo es mucho más importante que las disposiciones predefinidas, así como entregar una solución que resuelva el problema del cliente es más importante que una documentación minuciosamente detallada.

Un equipo ágil comparte una visión y la hace realidad de la forma en la que consideran que es mejor. Cada equipo fija sus propios estándares de calidad, usabilidad e integridad. Su definición de "terminado" les permitirá determinar la rapidez con la que completarán el trabajo. Aunque al principio puede resultar intimidante, los líderes de las empresas comprueban que, cuando confían en un equipo ágil, el equipo cuenta con un mayor sentido del compromiso y se esfuerza para cumplir (o superar) las expectativas de la gestión.

La publicación del manifiesto ágil en 2001 marcó el inicio de la metodología ágil en sí. Desde entonces, han surgido muchos marcos ágiles, como scrum, kanban, lean y la programación extrema (XP). Todos ellos se basan en los principios de iteración frecuente, aprendizaje continuo y alta calidad a su manera. Scrum y XP son los métodos preferidos de los equipos de desarrollo de software, mientras que kanban es el favorito de los equipos orientados a los servicios, como los departamentos de TI o de recursos humanos.

Los equipos ágiles del futuro valorarán su propia eficacia por encima de su adhesión a la doctrina. La actitud abierta, la confianza y la autonomía se postulan como la divisa cultural de las empresas que quieren atraer a los mejores y sacarles el mayor partido. Dichas empresas ya están demostrando que las prácticas pueden cambiar entre los distintos equipos siempre que persigan los principios adecuados.

La forma en la que cada equipo pone en práctica la metodología ágil debe ser única y dependiente solamente de sus necesidades y su cultura. De hecho, en Atlassian no hay dos equipos que ejerzan prácticas ágiles idénticas.

Aunque muchos de nuestros equipos organizan su trabajo en sprints, realizan estimaciones en puntos de historia y priorizan sus backlogs, no somos seguidores acérrimos de la metodología scrum, ni de kanban, ni ninguna otra metodología, se llame como se llame. En su lugar, le concedemos a cada equipo la autonomía de elegir entre las prácticas que les permiten ser más eficaces. Te animamos a que elijas un enfoque similar.

Por ejemplo, si perteneces a un equipo centrado en las colas, como TI, kanban proporciona una base sólida para tu práctica ágil. No obstante, que nada te impida incluir algunas prácticas de scrum como las sesiones demo con las partes interesadas o las retrospectivas periódicas.

La clave de poner en práctica la metodología ágil de forma adecuada consiste en adoptar una mentalidad de mejora continua. Prueba prácticas diferentes y mantén conversaciones honestas y abiertas sobre ellas con tu equipo. Conservad las que funcionen y descartad las que no.

Como creemos en que cada equipo debe trazar su propio camino para encontrar la agilidad, no encontrarás información descrita minuciosamente en este sitio. Lo que sí encontrarás es una guía sensata para trabajar de forma iterativa, ofrecer valor a los clientes y adoptar las mejoras continuas. Léela, coméntala con tu equipo y aplica los cambios que creas convenientes.

También encontrarás tutoriales para aplicar estas prácticas en Jira, nuestra herramienta de gestión de proyectos para equipos de desarrollo ágil. ¿Quieres configurar un tablero de kanban u obtener información sobre los informes de velocidad de los equipos? Lo encontrarás todo en los tutoriales.

Vas por el buen camino. ¡Sigue adelante!